Si eres propietario y alquilas tu vivienda, es posible que hayas oído hablar del índice de garantía de competitividad, pero no tengas del todo claro qué significa ni cómo puede impactar en tus contratos de arrendamiento. 

En este artículo, te explicamos de forma clara y práctica qué es el índice de garantía de competitividad, cómo funciona y en qué casos puede ser útil como referencia orientativa, aunque no sea obligatorio ni aplicable en contratos de alquiler temporal como los que gestionamos en Homyspace.

¿Qué es el índice de garantía de competitividad?

El índice de garantía de competitividad (IGC) es un indicador económico publicado por el INE que se utiliza para limitar la actualización de rentas de alquiler, evitando subidas excesivas en tiempos de inflación elevada. A diferencia del IPC, que puede variar mucho, el IGC tiene un tope del 2% como máximo. 

Este índice busca mantener el equilibrio entre los intereses del propietario y el inquilino, especialmente en contratos de larga duración, aportando previsibilidad a las revisiones anuales de renta.

Aunque está pensado principalmente para contratos residenciales prolongados, también puede usarse como referencia no vinculante en modelos como el de Homyspace, enfocados al alquiler temporal a empresas.

¿Es obligatorio aplicar el índice de garantía de competitividad?

No. El índice de garantía de competitividad se aplica por defecto solo si no se especifica otro índice en el contrato de arrendamiento. Es decir, si no indicas que actualizarás la renta con el IPC u otro indicador, el IGC sería el índice aplicable por defecto cuando se prorrogue el contrato o se firme uno nuevo con condiciones similares.

En contratos temporales de corta o media duración, como los que gestiona Homyspace, la renta suele quedar fija durante toda la estancia y no se aplica ninguna actualización dentro del mismo contrato.

Ventajas del índice de garantía de competitividad para propietarios

Aunque limitar una subida pueda parecer negativo, usar el índice de garantía de competitividad como referencia puede tener beneficios importantes para quienes alquilan a empresas de forma recurrente:

• Aporta seguridad y transparencia: las empresas valoran contratos claros y sin sorpresas ni ajustes desproporcionados.

• Facilitan la renovación de estancias: un aumento moderado ayuda a cerrar nuevas reservas con menos fricción.

• Posiciona mejor tu vivienda en el mercado corporativo: al mantener precios ajustados y estables, aumentan las probabilidades de ocupación. 

• Evita conflictos por precios desajustados: los inquilinos profesionales valoran que el precios evolucione con sentido común. 

¿Qué pasa si el índice de garantía de competitividad es negativo?

Una de las particularidades del IGC es que nunca obliga a bajar la renta. Si el índice es negativo en un mes concreto, no se aplica una reducción del alquiler. Simplemente no se actualiza hasta que vuelva a tener un valor positivo.

Esto protege al propietario frente a bajadas forzosas en sus ingresos, y aporta un suelo de estabilidad frente a fluctuaciones económicas temporales.

¿Dónde se consulta el índice de garantía de competitividad?

El índice de garantía de competitividad se publica cada mes en la web del Instituto Nacional de Estadística (INE). Para calcular una posible actualización de la renta, se toma el valor del IGC publicado dos meses antes de la fecha en la que se vaya a aplicar.

Por ejemplo, si decides renovar una estancia en noviembre, tomarías el dato del índice publicado en septiembre.

Aunque no sea obligatorio en alquileres temporales, tener acceso a esta información puede ayudarte a negociar con criterio y respaldo técnico si una empresa te pide mantener o ajustar el precio.

¿Qué prefieren las empresas: IGC o IPC?

En contratos temporales como los de Homyspace, no se aplican actualizaciones de renta, ya que tienen una duración máxima de 11 meses y un precio cerrado desde el inicio.

Por tanto, las empresas no muestran preferencia entre IGC o IPC, porque no procede aplicar revalorizaciones dentro del mismo contrato.

Eso sí, si una empresa repite reserva más adelante, el propietario puede usar el IGC como referencia orientativa para ajustar su tarifa de forma coherente y profesional, sin que sea una obligación legal.

¿Por qué puede interesarte conocer el IGC aunque no sea obligatorio?

Aunque no se aplica legalmente a contratos temporales como los de Homyspace, conocer el IGC puede ayudarte a:

• Establecer una política de precios coherente si trabajas con empresas recurrentes. 

• Evitar decisiones arbitrarias en la actualización de tarifas entre reservas. 

• Negociar con más confianza, mostrando que sigues referencias objetivas del mercado. 

• Anticiparte a tendencias económicas que puedan impactar en la rentabilidad de tu vivienda. 

En definitiva, el IGC puede ser una herramienta de apoyo útil para propietarios que quieren profesionalizar su modelo de alquiler sin necesidad de entrar en la lógica del mercado turístico. 

¿Aplica el índice de garantía de competitividad al alquiler temporal?

En el caso del alquiler temporal, como el que gestionamos desde Homyspace, el índice de garantía de competitividad no es obligatorio ni suele aplicarse. Este indicador fue diseñado principalmente para contratos de arrendamiento de larga duración, donde se contemplan prórrogas y actualizaciones anuales de renta.

Nuestros contratos, al estar pensados para estancias temporales de entre 15 días y 11 meses, establecen un precio fijo desde el inicio, sin actualizaciones durante la vigencia del contrato. Por tanto, no es necesario aplicar el IGC, ni tampoco el IPC, dentro de un mismo contrato temporal.

Ahora bien, si un propietario quiere mantener una lógica de precios coherente en el tiempo, especialmente si trabaja con empresas que repiten estancias, puede usar el IGC de forma referencial, no vinculante. Por ejemplo, como guía para definir una actualización moderada en caso de una nueva estancia con las mismas condiciones, o para justificar una subida razonable si una empresa repite reserva año tras año.

En cualquier caso, es importante dejar claro que no se trata de una obligación legal ni de un índice que tenga que aplicarse en contratos temporales. Es simplemente una opción adicional, útil para aquellos anfitriones que quieren aportar estabilidad y transparencia a sus tarifas sin salirse del marco legal vigente.